Históricamente el proceso de compra y uso de cualquier software era este: compramos el producto (físico o mediante descarga online), lo instalamos en nuestro equipo o en los servidores de nuestra empresa, ejecutamos el programa y ya podíamos utilizarlo. Este modelo es conocido como “On-Premise”.

Para simplificar este proceso nació el SaaS (Software como Servicio) que permite a los usuarios usar programas en la nube a través de internet y poder hacer uso de ellos en cualquier equipo que tenga un navegador de internet.

Y ahora viene la gran pregunta: ¿qué modelo es mejor? Pues como cantaba Jarabe de Palo, depende. ¿Y de qué depende? Pues de nuestras necesidades principalmente porque ambos modelos son perfectamente válidos. La principal diferencia está clara. Una organización que se decida por el modelo On-Premise controlará todos sus programas mientras que en el modelo SaaS contratamos el servicio para que otra empresa se encargue de todo. Pero vamos a sumergirnos en un análisis más exhaustivo.

Seguridad: Sin duda, el aspecto más importante a tener en cuenta por las empresas. La seguridad de los servidores On-Premise es responsabilidad de la propia empresa y, por tanto, su efectividad dependerá de la inversión en software y en personal que la misma realice. En el modelo SaaS esta preocupación es de nuestro proveedor que, por norma general, poseerá potentes herramientas para asegurar la seguridad de los archivos de sus clientes.

Coste: El modelo SaaS en general requiere menos costes ya que la inversión inicial suele ser menor. El modelo On-Premise implica más inversión inicial de instalación, implantación, seguridad, etc. Sin contar con gastos de personal, mantenimiento o red eléctrica para que funcionen correctamente los servidores. En SaaS solo pagas por lo servicios que vas a usar y, normalmente, se paga por periodos de tiempo.

Modelo de licencias: Aunque la inversión inicial es mayor, en el modelo On-premise tienes la posibilidad de tener la licencia en propiedad (las actualizaciones y los mantenimientos suelen tener un coste anual y no todas las empresas obligan a hacerlos) En el modelo SaaS la forma de pago es por suscripción temporal (mensual, trimestral o anual normalmente)

Mano de obra: En el modelo On-Premise hemos dicho que la empresa es la que se encarga de todo y ahí entran actualizaciones, instalación, copias de seguridad, etc. Si bien es cierto que podemos controlar todo, no deja de ser cierto que son pocas las empresas que pueden permitirse la estructura necesaria para asegurar que el personal encargado de controlar la seguridad de sus servidores dispone de los conocimientos necesarios para llevar a cabo una labor completa. Y esto tiene un coste elevado. En un modelo SaaS es nuestro proveedor el que se encarga de todo. Este punto gana especial importancia cuando surgen problemas. En On-Premises tenemos que ser nosotros y nuestro personal el que lo resuelva mientras que en SaaS será nuestro proveedor.

Funcionalidad: El modelo On-Premise permite una personalización mayor que la que, normalmente, permite el modelo SaaS. Esta flexibilidad que tienen los administradores hace que trabajar sea más fácil y eficaz.

Memoria: Trabajar en la nube tiene una ventaja frente a los servidores pertenecientes a las empresas. Si estos llegasen a agotar la memoria, la solución es lenta y costosa ya que tendríamos que comprar, instalar y configurar más servidores. En cloud se soluciona contratando más capacidad.

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Marketing Manager de ORIGEN. Estudié Marketing en ESIC Business & Marketing School. Desde 2015 formo parte del equipo de ORIGEN. Fuera de la empresa es muy probable que me veas practicando deporte, ya sea con un balón de baloncesto en las manos o corriendo mientras escucho música.